Teletón: caridad y discriminación

Fuente: Proceso

Por Ernesto Villanueva

 

El Teletón es una asociación privada dependiente en gran medida de Televisa y con un consejo directivo compuesto por algunas de las personas más ricas del país, a condición de que no pongan un peso y saluden con sombrero ajeno. Este tema lo desarrollé con amplitud en estas páginas a propósito del caso extremo del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle (www.proceso.com.mx/?p=266105), por lo que en esta ocasión sólo aportaré algunos puntos con elementos nuevos que han salido a la luz pública. Veamos.

Primero. Por vez primera –además de quienes hemos sostenido que es absurdo que el pueblo subsidie a los ricos–, hace unos días la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en su informe CRPD/C/MEX/CO/110, dijo: “Toma de conciencia (artículo 8) 17. Al Comité le preocupa que buena parte de los recursos para la rehabilitación de las personas con discapacidad del Estado parte sean objeto de administración en un ente privado como Teletón. Además, observa que dicha campaña promueve estereotipos de las personas con discapacidad como sujetos de caridad. 18. El Comité insta al Estado parte a establecer una distinción clara entre el carácter privado de las campañas de Teletón y las obligaciones que el Estado debe acometer para la rehabilitación de las personas con discapacidad. Asimismo, le recomienda desarrollar programas de toma de conciencia sobre las personas con discapacidad como titulares de derechos”. (El Teletón, como otras organizaciones filantrópicas, tiene autorizados distintos niveles para expedir recibos de donativos exentos del pago de impuestos.)

Segundo. ¿Por qué en México ocurre esto con el Teletón? Me lo explicaba un gobernador en los siguientes términos: “Si el Estado aporta al Teletón terrenos, deducibilidad de impuestos estatales y municipales, además de dinero, vamos a tener una presencia en Televisa que de otra forma no tendríamos. Incluso si yo pido a empresarios locales apoyo para un centro parecido al Teletón, no me van a donar nada por la cultura de la desconfianza, pero con el Teletón obtienen sus recibos de deducibilidad y son mencionados, por lo que encuentran más atractivo ayudar de esa manera”.

No dudo que lo anterior explique, aunque no justifique en modo alguno, que el Estado mexicano se desentienda de sus obligaciones constitucionales brindando apoyos a empresas privadas, como bien refiere la ONU, que demanda a México abstenerse de hacer lo que cada día gana más popularidad en los gobiernos de cualquier signo político. Estoy convencido de que debe existir el Teletón, pero que se financie con recursos privados, jamás con el dinero del pueblo.

Tercero. En otra parte de su informe sobre México, la ONU externa que el Comité “se encuentra profundamente preocupado por la situación de exclusión, pobreza, falta de acceso al agua potable y saneamiento, de vivienda digna, por las condiciones generales de pobreza en que se encuentran las personas indígenas con discapacidad y por la falta de información al respecto. Le preocupa también que la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas no cuente con un programa de trabajo para las personas con discapacidad y que sus propias instalaciones y servicios no sean accesibles para ellas. 54. El Comité urge al Estado parte a:

“a) Redoblar esfuerzos para incluir en las políticas de desarrollo posteriores a 2015 a indígenas con discapacidad, con enfoque comunitario y rural, y asegurarse­ de que sus necesidades y perspectivas se incluyan en las mismas, tomando en cuenta sus opiniones; b) implementar un sistema de monitoreo periódico de las líneas de acción para pueblos indígenas incluidas en el marco del Programa Nacional para el Desarrollo, y la Inclusión de Personas con Discapacidad; c) implementar medidas especiales para eliminar las desventajas agravadas que sufren las mujeres, la infancia y las personas mayores indígenas con discapacidad en situación de abandono y pobreza extrema, y participación en la vida política y pública.”

El país, en la visión de la ONU, sale reprobado porque a diferencia de democracias similares a la nuestra, como la de Colombia, nos falta mucho por avanzar. Así, por ejemplo, en la recientemente aprobada Ley de Telecom, lo relativo a las personas con discapacidad está plagado de sofismas: a) El Ifetel tiene obligaciones para dar accesibilidad a las personas con discapacidad, ¡pero se les olvidó registrar para cuándo y qué sanciones se aplicarán si no lo hacen!; y b) el centro de relevo (también denominado servicios de retransmisión), que sirve para que personas mudas puedan comunicarse, está en vigor en Colombia desde 2001, pero en México se argumentó que no había tecnología para hacerlo efectivo.

No hay duda de que falta muchísimo por hacer para que se cumpla con los estándares internacionales, pero también qué grave es el retraso de las instituciones correspondientes para advertir que los gobiernos en turno deben olvidarse del Teletón como organismo subsidiario de las enfermedades de personas con discapacidad.

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