Nulo efecto de la política fiscal expansiva en México

Fuente: El Financiero 

Por Armando Sánchez Vargas

 

Armando Sánchez explica que ante mayores impuestos, el ingreso disponible para consumo es menor, por lo que no es una sorpresa el pobre desempeño que tuvo la economía mexicana en el primer trimestre del año.

Al impacto negativo de la reforma fiscal en la economía, donde de la noche a la mañana el alza de impuestos ajustó la expectativa que las familias, empresarios e inversionistas tenían sobre su ingreso disponible, provocando menor consumo e inversión, hay que sumar la debilidad actual de los efectos multiplicadores del gasto público.

Han transcurrido dos trimestres de 2014, y este podría ser el tercero, sin que la economía cuente con el impulso de más dinero a través de un significativo gasto público, y sí, en cambio, se ha enfrentado a menos dinero por parte de las familias, empresarios e inversionistas.

Ante mayores impuestos, el ingreso disponible para consumo es menor, y el efecto multiplicador del gasto público es pequeño. Por otro lado, a mayor propensión a importar, es menor el impacto en el producto derivado de un mayor gasto público.

En el caso de México, al analizar el efecto multiplicador que señala cuánto crece el producto dada una expansión del gasto público –es decir que cuanto más grande es el multiplicador de una economía mayor será el efecto en la demanda agregada debido a la expansión del gasto público–, se tiene que México tiene una propensión a consumir baja y a importar alta, por lo que el multiplicador virtualmente desaparece, dejando sin efecto a una política fiscal expansiva.

La economía mexicana reúne esas características respecto a su multiplicador: las importaciones representan poco más de un tercio del Producto Interno Bruto (PIB), y el estancamiento del ingreso real, aunado a la escalada de impuestos directos e indirectos, evidencian una débil capacidad para consumir.

Por ende, a nadie debe sorprender el pobre desempeño de la economía en el primer trimestre.

A todas luces, cualquier esfuerzo fiscal para reactivar la economía, en especial cuando hay alza de impuestos, iba a ser, en el mejor de los casos, inefectivo, pero incluso bajo un escenario donde el mayor gasto público no se financiara con el incremento de impuestos, el tamaño del multiplicador de la economía mexicana es tan débil que apenas si se resentiría su efecto.

Esto debería saberlo la autoridad, pero dado su discurso optimista vertido una y otra vez, parece no saberlo, y de no modificar al multiplicador de la política fiscal, la herramienta tan efectiva para acelerar el ritmo de expansión de la economía, que es el gasto público, se seguirá desperdiciando.

No obstante, desde una perspectiva fiscal, la respuesta al gran problema de nuestro estancamiento económico, no tendría que pasar necesariamente por expandir el gasto público, sino por reducir la necesidad de importaciones cada vez que el PIB y en especial las exportaciones aumenten, y por elevar el poder adquisitivo de la mayoría de la población.

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