Extraviados

Fernando Turner

Sorprende y desanima el extravío del rumbo para lograr los objetivos indispensables para asegurar el bienestar nacional. Autismo, ignorancia, intereses e incompetencia del liderazgo son sus causas principales.

El Presidente propone como su objetivo central el fomento al empleo y se concentra en asegurar pensiones a burócratas y aumentar impuestos, mientras se diseñan incentivos al empleo que nadie puede acceder y crean ¡oootra! comisión intersecretarial como programa principal de apoyo a pequeñas y medianas empresas.

Los líderes empresariales, atados por el corporativismo, la intimidad con la élite política, el contubernio con oligopolistas y el apoyo irreflexivo al dogma económico imperante, evitan luchar por establecer las condiciones económicas adecuadas para que sus propias empresas -y millones de emprendedores- desarrollen su creatividad para sacar al País de la mediocridad y estancamiento.

Los tecnócratas, en su tercera década de control de la economía, continúan en la defensa de un modelo que nunca permitió desarrollo y crecimiento. Su falta de sentido común, el dogma "macheteado", y su vocación burocrática, los cierra a opciones que dinamicen el desarrollo.

Practican y protegen el dogma; defienden al Estado; evitan criticar a oligopolios e intereses especiales; cierran las puertas a ideas diferentes y acrecientan su desprecio en el sector privado, creyendo que sólo lo forman los protegidos, concibiéndolo como dependiente, monopolista e ineficiente.

Preocupa que muchos intelectuales -Zaid exceptuado- compran la tesis de que la pobreza se reducirá con mayor intervención estatal, no obstante su inveterada crítica a la manifiesta ineficiencia y corrupción estatal.

Sorprende, por superficial, la discusión sobre la reforma fiscal.

El liderazgo empresarial lanza una cruzada simultáneamente defensora de intereses especiales y mitigadora del golpe que, por falta de ideología, no tiene argumentos para evitar. Convencido por favores políticos y por sus propios tecnócratas mimetizados con el "estatismo liberal", acepta mayor complejidad y regulación y un aumento de impuestos que fomentará mayor dispendio gubernamental, que indudablemente disminuirá la capacidad de ahorrar e invertir de la sociedad y que, consecuentemente, afectará negativamente la creación de empleos.

Por carecer de ideología verdaderamente liberal y motivados por mantener el statu quo estancador, se han convertido en coautores de la mediocridad nacional.

Preocupa que ante una desaceleración inminente de la economía norteamericana, con sus consiguientes efectos recesivos en la nuestra, los líderes nacionales no consideren el impacto negativo incremental que el aumento de impuestos causará en la inversión y el empleo.

Desanima que legisladores, cuyos partidos predican subsidiariedad y humanismo, se conviertan en celosos defensores de más Estado y menos sociedad, extraviados por intereses partidistas. Es surrealista su divorcio de la clase media que los eligió, pero impúdicamente regresarán ante esa misma clientela por nuevos votos para mantener sus privilegiadas posiciones.

Mientras tanto, el "ciudadano olvidado" el que paga, trabaja, arriesga y emprende, sin representación, sin ser escuchado, sin asiento en la mesa, aumenta su desmotivación ante un estado de cosas que le impide progresar.

Atrapado entre un Estado omnímodo; una clase política divorciada de sus banderas; entre oligopolios que lo explotan, y mediatizado por un corporativismo empresarial en connubio con el estatismo, se refugia en la apatía.

¿Usted cree que así animaremos al emprendedor a invertir 70 por ciento más y crear los empleos que necesitamos para empezar a paliar la pobreza y la desigualdad?

 

El autor es editorialista invitado y presidente de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes, A.C.

 

ftd@katcon.com

TAGS > , ,