Mercado, el gran invento de la humanidad

Hoy quiero analizar el mercado desde la perspectiva de los sistemas complejos. Veamos algunos puntos relevantes:

Santiago Roel

  1. El ser humano es la especie más sociable del planeta. Constantemente intercambia información con otros para sobrevivir y reproducirse.
  2. La información llegó a ser tan compleja en algún punto de nuestro desarrollo que inventamos el lenguaje, y más tarde, la escritura. El mercado también es un gran invento humano para la vida en grandes comunidades.
  3. La inteligencia, más que individual es colectiva; la fuerza siempre es del grupo, no del individuo.
  4. En lo colectivo se utiliza la experiencia, el acierto y el error de los demás; el sistema aprende. Es lo que se conoce como la sabiduría de la multitud y funciona de manera misteriosa; aún cuando los individuos no conocen o no son expertos en el tema pueden acertar en la respuesta correcta o más benéfica de manera colectiva.
  5. No siempre funciona la inteligencia de grupo. La mejor manera de aprender colectivamente es cuando cada quien toma sus decisiones en libertad y de manera independiente. Si las decisiones no son independientes, entonces podemos entrar a un comportamiento no de grupo sino de muchedumbre, de manada atemorizada o vislumbrada porque las conductas se correlacionan y magnifican.
  6. La cultura es lo mismo, conocimiento colectivo, pero acumulado en el tiempo. A veces se pierde la conexión entre causa y efecto; no sabemos por qué hacemos las cosas, pero sabemos que es importante seguir el proceso.
  7. Los sistemas complejos no se controlan, se auto-ordenan.
  8. Desde mi experiencia, se auto-ordenan con tres cosas: reglas básicas, intención e información. Un sistema de tráfico vehicular es un buen ejemplo de ello. Reglas claras de flujo que todos entienden, intención de transitar con seguridad, rapidez y economía, y mucha información para poder lograrlo. No requerimos un policía en cada vehículo ni más reglas que las mínimas.

El mercado es un sistema de información complejo que auto-ordena la necesidad de satisfacer necesidades en la sociedad. Hay reglas básicas de intercambio, hay intención de intercambio y hay información.

El valor del intercambio lo fijan el comprador y el vendedor en lo particular, aunque usualmente hay parámetros colectivos y experiencia previa del individuo y del sistema.

La intención siempre es individual, se respeta lo que cada quien quiere, siempre y cuando haya respeto a los individuos.

La información nunca es perfecta, pero se perfecciona con la iteración del sistema.  Es un equilibrio dinámico en constante movimiento.

Las reglas deben ser mínimas, claras, aceptadas por todos y útiles para mantener el juego infinito: Lo importante es mantener el juego y poder seguir jugando. En el corto plazo hay ganadores y perdedores, en el largo plazo y en el colectivo todos somos ganadores.

Debe haber una sanción clara, contundente y justa para quien rompa las reglas. El proceso de impugnación debe ser equitativo para todos.

Hay mercados con poder más distribuido que otros. Lo equitativo tiene que ver con la cantidad de vendedores y compradores, y la libertad con la que operan. Entre más vendedores y compradores hay mayor distribución de poder en el sistema.

En resumen, el mercado es un gran procesador de información que computa constantemente las transacciones y que, en el agregado, determina los precios. Dicho de otra palabra, el mercado es un sistema colectivo que aprovecha la estupidez y limitación de muchos individuos para crear inteligencia colectiva de manera dinámica y natural.

Un sistema cripto pretende crear un juego infinito con intención de auto-regulación, poder distribuido, no-jerárquico, mediante reglas y sistemas de información confiables, sin necesidad de autoridades con poder; el poder es de todos los jugadores, la información no está centralizada, es trazable y verificable en el tiempo y el espacio por todos.

¿Cuál es el rol del Estado en todo esto? Lo analizaremos en el siguiente artículo.

Fuente: https://www.forbes.com.mx/mercado-el-gran-invento-de-la-humanidad/