Un ancla al crecimiento de México llamada PEMEX

Por Amado Villarreal González

El sector energético tiene un impacto transversal en cualquier economía, puede ser un motor de crecimiento o un ancla de esta, si no opera eficientemente. Hablar de PEMEX es hablar de un componente sustancial de este sector por su influencia tanto en el sector de hidrocarburos como en el sector eléctrico, el cual en nuestro país consume de forma importante gas natural que es un hidrocarburo crítico para el funcionamiento del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

Recientemente, el Gobierno de México ha introducido un nuevo esquema financiero que busca inyectar liquidez a PEMEX, con recursos cercanos a los 12 mil millones de dólares, respaldados en los activos de la paraestatal y sin duda en la liquidez que le pueda inyectar la hacienda Pública. Este esquema está diseñado para demandar recursos presupuestales únicamente en 2025 y 2026, eliminando así la dependencia de recursos federales a partir de 2027.

Tales esquemas se perciben a menudo como soluciones temporales, y su viabilidad a largo plazo depende de la incorporación de un socio que aporte no sólo liquidez, sino también tecnología, acceso a nuevos mercados o activos que aseguren el éxito del plan. Actualmente, el socio financiero crucial es el propio Gobierno Federal Mexicano, lo que ofrece un alivio temporal a PEMEX. Sin embargo, la viabilidad futura requerirá cambios estructurales que permitan mejorar los flujos operativos netos.

La estrategia de Pemex no toma en cuenta escenarios alternativos, lo cual genera desconfianza.

PEMEX en los últimos seis años ha experimentado transferencias presupuestales extraordinarias del orden de 1.2 billones de pesos entre 2019 y 2023, se le han condonado pagos fiscales para apoyarle y se le ha reformado su régimen fiscal pasando el DUC (Derecho de Utilidad Compartida) de 65% en 2019 a 30% en 2023, reduciendo su carga tributaria, aún así en 2024 presentó perdidas del orden de los 780.5 mmdp. En 2025 el DUC fue sustituido por el Derecho Petrolero para el Bienestar, que le simplifica el pago y apoya la viabilidad financiera de PEMEX.

Conforme al Plan Estratégico de PEMEX 2025-2035, se apunta a mantener una producción de 1.8 millones de barriles diarios de petróleo, utilizando campos someros, terrestres y en menor medida, aguas profundas. Estos proyectos son tanto de titularidad única de PEMEX como en asociación con empresas privadas nacionales e internacionales. Sin embargo, este esquema, que se basa en contratos mixtos, que resultan poco atractivos para la inversión privada, especialmente considerando el contexto legal y judicial del país; y el nivel de riesgo que asume el inversionista privado.

La mayor parte de la producción de petróleo estimada está destinada al Sistema Nacional de Refinación (SNR), que se proyecta procese alrededor de 1.3 millones de barriles diarios para producir gasolinas y destilados, con el objetivo de asegurar la soberanía energética. No obstante, esta estrategia pasa por alto la rentabilidad de la refinación y la significativa dependencia del gas natural importado, aspecto pendiente en la agenda.

Las proyecciones de producción e ingresos muestran una recuperación posterior a 2027, bajo la premisa de que todos los supuestos del plan sean cumplidos. Sin embargo, la falta de reconocimiento explícito de escenarios alternativos genera desconfianza en la estrategia.

Aunque hay compromisos para invertir en petroquímica, gas natural, energías renovables, y transición energética, la mayoría de los recientes fondos financieros, insuficientes de entrada, se dirigen a la producción de petróleo, con una menor parte destinada a la petroquímica, fertilizantes y tecnologías de transición energética.

Continúa el enfoque en la producción y refinación de petróleo, manteniendo el SNR con un gasto operativo y de mantenimiento anual de aproximadamente 40 mil millones de pesos según el Plan, y renunciando significativamente a la rentabilidad del mercado internacional de petróleo crudo donde es posible obtener una rentabilidad mayor. A pesar de ampliar la capacidad del SNR con las refinerías Olmeca y Deer Park, México sigue importando aproximadamente dos tercios de su gasolina.

En 2024, PEMEX presentó perdidas del orden de los 780.5 miles de millones de pesos.

Las proyecciones de crecimiento en producción, ingresos, y reducción de 5% anual de costos, dependen de supuestos implícitos que involucran muchas variables, dentro de lo que podemos mencionar los precios del petróleo y sus derivados y la viabilidad de proyectos diversos con la participación de la inversión privada y la estabilidad de las Finanzas Públicas.

En conclusión, la estrategia de PEMEX prioriza el SNR a expensas del mercado internacional de petróleo crudo y no atiende adecuadamente la dependencia del gas natural estadounidense. Las inversiones en gas natural, necesarias para alimentar el modelo de generación eléctrica a través de CFE con plantas de ciclo combinado, son insuficientes para modificar nuestra dependencia actual, sin esquemas más atractivos para atraer inversiones que incrementen la producción de gas. 

Este panorama dificulta la creencia en un cambio estructural real en el sector de hidrocarburos que pueda aumentar la rentabilidad de PEMEX y disminuir su dependencia de recursos presupuestales, Sin duda es el momento de voltear a ver a otras petroleras públicas internacionales y tener en claro cuáles son las mejores prácticas en el sector y evitar que domine la ideología en la toma de decisiones. De entrada, las petroleras públicas o con participación de capital público evitan el sector de refinación y el downstream por su escasa o nula rentabilidad; y dejan de participar en subsectores donde no son competitivas y rentables; son los casos de ARAMCO en Arabia Saudita, YPF en Argentina y Petrobras en Brasil.

El Plan Estratégico de PEMEX 2025-2035 trata de presentar a PEMEX como una empresa de energía global, sin embargo, sigue manteniendo una fuerte raíz ideológica con intereses políticos a su alrededor que la hacen parecer más bien una dependencia gubernamental, que atiende a un ecosistema de actores extractores de renta, pero no generadores de valor.

Deseamos que el plan se lleve a cabo con éxito, pero hay muchas variables inciertas y requerimientos de inversión significativos para lograr la viabilidad de los flujos de ingresos necesarios.

Legalmente en la Constitución, podemos redefinir el concepto de monopolio en energía, llamando ahora a la empresa «empresa pública al servicio del pueblo». Sin embargo, no podemos cambiar su definición en los mercados o en la economía. El monopolio genera ineficiencias, altos costos y precios elevados, además de un alto costo social. Aunque se controle el precio de la gasolina, alguien siempre terminará pagando cuando los mercados no funcionen eficientemente—y, tarde o temprano, será el consumidor, contribuyente o ciudadano de este país, de forma directa o indirecta.