La economía en 2014

Fuente: El Universal.

Rogelio Ramírez de la O
15 de enero de 2014

En 2013 llegó a ser suficientemente claro que México no cumplió con la expectativa de muchos inversionistas de crecer independientemente y por encima del crecimiento estadounidense. Así, aun con fuerte ajuste fiscal en aquel país y con el sobreendeudamiento de familias y gobierno, Estados Unidos creció más que México, un estimado de 1.7% contra 1.2% respectivamente.

También es claro, aunque se requiere más tiempo para comprobarlo como un hecho permanente, que la producción industrial de Estados Unidos crece más rápidamente que la mexicana desde la Gran Recesión de 2008-2009. Desde fines de 2008 y hasta 2013 la producción estadounidense creció 15% contra 8% que creció la mexicana.

Aun así, el producto en México en 2013 parece haber llegado a su punto más bajo en el cuarto trimestre, por lo cual se justifican las expectativas de un aumento de alrededor de 3% en 2014. Pero para que acelere su crecimiento se va a requerir que el mercado interno crezca, pues ya sabemos que Estados Unidos sólo crecerá en los próximos años a tasas moderadas.

Así, para lograr un crecimiento mayor a 2.5% (que es lo que nos permitirá la exportación a Estados Unidos), es necesario que haya mayor demanda interna. Ésta a su vez tiene que basarse en inversión, pues el consumo seguirá debilitado, tanto por los bajos salarios de la gran mayoría de los trabajadores, como por el impacto de aumentos de impuestos en el ingreso disponible. Aunado a esto, la recuperación de la construcción, muy intensiva en mano de obra, será lenta después de haber caído en 2013 y con ello despedido al 8% de sus trabajadores.

En un artículo reciente en Wall Street Journal, el historiador Niall Ferguson y su coautor Pierpaolo Barbieri señalaron que México creó 2 millones de empleos desde principios de 2010. En efecto, la encuesta de Inegi muestra que la población considerada empleada aumentó en 3.8 millones. Al restar 1.9 millones sin ingreso especificado, quedan 1.9 millones. Al restar los que no reciben ingreso quedan 1.4 millones.

De este aumento, los que ganan hasta 3 salarios mínimos aumentaron 1.9 millones. Y los que ganan más de 3 salarios mínimos cayeron 430 mil. En otras palabras, el aumento del empleo fue con reducción de los que ganan salarios relativamente altos y con aumento de los que ganan hasta 3 salarios mínimos (hasta poco más de 6 mil pesos al mes).

Con este mercado interno tan precario, la única forma que crezca la demanda interna es con un gran aumento de inversión, seguida de más empleo. Aparte de la de energía, que en parte podría ser en sustitución de la que harían Pemex y CFE, lo verdaderamente importante será la inversión en otras áreas. Eso requiere de un gran clima de confianza de los empresarios después de una gran caída que tuvo en 2013.

Para eso no sólo se requiere que se ejecuten rápidamente y con efectividad las reformas. Sino que el gobierno ya se concentre en llevar adelante los proyectos, sobre todo en infraestructura, apoyo a la vivienda y flujo de crédito a pequeñas y medianas empresas.

Por lo tanto, tendría que trasladarse de la gestión de grandes cambios, muchos de ellos conceptuales, a proyectos concretos y a la vez mejorar tangiblemente la seguridad. De otra forma será difícil cumplir las expectativas, a veces desbordadas de quienes observan el potencial de México. Así como los señores Ferguson y Barbieri, hay muchos otros que han generado expectativas muy optimistas que ojalá se les hagan realidad. De otra forma el mercado financiero reaccionará mal.

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