Economía, otra vez.

Fuente: La Jornada

Por Carlos Fernández-Vega

 

Cercano ya el cierre de 2014 se reproduce el escenario del año pasado, cuando elministro doblemente premiado prometía mejores resultados en el segundo semestre y un futuro venturoso para todos los mexicanos. Sin embargo, como en 2013, a estas alturas nadie apuesta un centavo por la de por sí recortada (de 3.9 a 2.7 por ciento) estimación oficial de crecimiento económico.

A lo largo del año pasado de todas falló todas, pero el zarandeo se limitó al ámbito económico. En 2014 sucedió lo mismo, pero aderezado con sacudida política y social, más la cereza por la caída del precio petrolero de exportación (ayer cerró en 74.09 dólares por barril, y descontando).

Será hasta el próximo 21 de noviembre cuando el Inegi divulgue el resultado sobre el comportamiento de la economía y su impacto en el producto interno bruto, pero de enero a agosto –la más reciente evaluación oficial– el balance resulta deplorable, pues a duras penas el crecimientoacumulado alcanza 1.8 por ciento en ese periodo (antes de la caída del precio petrolero) y 1.5 por ciento en el transcurso del sexenio peñanietista, es decir, nada que contribuya al futuro venturoso prometido por el ministro del año, quien se aferra a su ya recortado pronóstico (2.7 por ciento para todo el año).

A la economía nacional le ha pegado lo interno y lo externo, a lo que se suma la más que justificada protesta social y la crisis política de un gobierno y sus corifeos, que creyeron en su propia novela rosa (nosotros sí sabemos cómo) y que no encuentran la salida en su propio laberinto (ya tumbaron a Aguirre; ya capturaron a la pareja de Iguala; ya enjaularon a los policías involucrados; ya se pusieron de acuerdo para un pacto para la seguridad… pero los 43 siguen sin aparecer).

Por segundo año consecutivo, en el ámbito económico la norma ha sido el recorte permanente a la estimación oficial de crecimiento, y aunque Hacienda se aferra al 2.7 por ciento, en realidad instituciones autóctonas y foráneas prevén que si se alcanza 2 por ciento sería ganancia, para un promedio anual en el primer bienio de enrique Peña Nieto de 1.5 por ciento, pero aún al reportado por la nefasta administración anterior, con lo que el que sí sabe gobernar se colocaría sólo por debajo del desastre económico que significó el sexenio de Miguel de la Madrid.

Entre lo más reciente se cuenta la advertencia de uno de los aliados naturales del gobierno (el que esté en turno), que no es otro que el Consejo Coordinador Empresarial (el mismo que allá por 2006 aseguraba queapostarle a algo distinto implicaría retroceso), en el sentido de que el crecimiento económico mexicanoserá notoriamente menor al previstoy que en el mejor de los casos se acercaría 2 por ciento, o por debajo de ese nivel.

El citado consejo reconoce quetranscurrido el tercer trimestre de 2014 la evolución de los principales indicadores económicos no refleja el dinamismo que se había anticipado, en un momento en el que el país deberá enfrentar los desequilibrios del mercado petrolero, lo que puede llevar incluso a modificar las expectativas para el próximo año. De acuerdo con el reciente reporte del Inegi, la economía medida a través del comportamiento del indicador global de la actividad económica (IGAE), tuvo un avance anual de sólo 1.29 por ciento durante agosto, lo que en términos desestacionalizados significó una caída de 0.17 por ciento en comparación con el mes previo, su primera variación negativa en los últimos cinco meses.

Tal comportamiento indica que difícilmente se alcanzará ya no la meta de Hacienda, sino la de los especialistas consultados permanentemente por el Banco de México, quienes en agosto redujeron a 2.47 por ciento su pronóstico sobre elcrecimiento. Para alcanzar esa proporción, anota el CCE, se requeriría que el IGAE mostrara un avance anual de poco más de 4.5 por ciento en septiembre, lo cual se ve complicado. No hay duda de que diversos indicadores macroeconómicos muestran una paulatina mejora, pero también es evidente que su dinamismo no es suficiente para que la economía muestre mayor ritmo de crecimiento.

De igual forma, el Bank of America Merrill Lynch aplicó otro tijeretazo a su proyección para la economía mexicana: de 2.6 a 2.2 por ciento en 2014, y de 4 a 3.7 por ciento para 2015 (el zarandeo se recorre al tercer año de Peña Nieto).Y no sólo eso, sino que advierte (La Jornada, Roberto González Amador) que la inseguridad ya afecta el crecimiento de la economía y pesa en el crecimiento del PIB.

La institución financiera subraya que la recuperación de la economía mexicana se está dando a un ritmo más débil a lo esperado; prevemos que el crecimiento en los próximos meses sea impulsado por Estados Unidos, el gasto público y la política monetaria laxa, pero las exportaciones petroleras a la baja, un retraso más largo de lo esperado en el impacto del gasto público en la economía y las crecientes preocupaciones sobre la inseguridad en México presionan a la baja a uncrecimiento de por sí raquítico.

Y para redondear el tétrico panorama, hasta los tecnócratas del Banco de México (que levitan en la nube de los fundamentos de la macroeconomía) registraron que los acontecimientos sociales en el país podrían afectar el crecimiento de la economía este añoLa Jornada(Israel Rodríguez) lo resumió así: “entre los riesgos a la baja para la economía y sin hacer alusión directa a la desaparición de 43 normalistas en Ayotzinapa, en Guerrero, el Banco de México mencionó ‘la posibilidad de una evolución de la actividad económica menos dinámica que la prevista en caso de que los recientes acontecimientos sociales en el país afecten las expectativas de los agentes económicos´”.

A pesar del zarandeo a tres bandas, en la Secretaría de Hacienda no sufren ni se acongojan. De hecho, no hay ninguna preocupación relevante, incluso si el barril mexicano llegara a cotizarse por debajo de los 79 dólares establecidos en la Ley de Ingresos(Miguel Messmacher, subsecretario de Hacienda).

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