Camino errado

(Fuente: El Norte abril 11 2007)

Fernando Turner 

"México tiene lo esencial para el desarrollo económico: materia prima empresarial. Lo que no tiene son buenos economistas, porque no saben lo que es estar en los zapatos de un emprendedor", Gabriel Zaid.

Tiene razón el autor de la cita. Tenemos malos economistas. Nos han enredado. Han predicado un dogma equivocado y logrado confundirnos. Por eso no encontramos el camino.

No es tan difícil el asunto si olvidamos el dogma. Podemos desenredarlo de la siguiente manera: el reto principal es reducir la pobreza del 50 por ciento de la población. Solamente se logrará no aumentando el desempleo, lo que implica crear 1.5 millones de empleos por año durante los siguientes 20 y aprovechar la "ventana demográfica" (una gran proporción de población que entrará en edad productiva).

Llegaríamos, entonces, al ingreso por habitante que ahora tiene Corea del Sur y habremos reducido la pobreza al 15 por ciento.

No se pueden generar estos puestos sin un crecimiento económico a una tasa anual inferior a 7 por ciento. Para lograrse, se requiere una inversión total en relación al PIB de 25 por ciento, unos 200 mil millones de dólares anuales.

Actualmente, de los 800 mil millones del PIB, el 85 por ciento se destina al consumo y 15 por ciento a inversión. Entonces, se requiere aumentar ésta un 70 por ciento. Si se logra, la productividad de la mano de obra, la cual depende principalmente del capital invertido para cada puesto de trabajo, crecerá alrededor de 5 por ciento anual (similar a la época buena de crecimiento en México); con ello, los salarios reales podrán aumentar en esa proporción. A esa tasa, aumentaremos el ingreso por habitante de 8 mil actualmente a 35 mil dólares para el 2027.

De los 200 mil millones de inversión requeridos, solamente 32 mil, cuando mucho, serán del Estado. 20 mil de los extranjeros y 20 mil de las empresas grandes. El resto, 128 mil millones, deberá ser de los pequeños y medianos empresarios. Cientos de miles de ellos.

¿Cómo alentarlos? Ahí es donde las buenas políticas públicas son cruciales.

Invertir es diferir consumo presente para consumir en el futuro. Sólo se invierte si el rendimiento de la inversión es suficiente para inducir a consumir menos, para tener más en el futuro. Iniciado este círculo, debe ser perenne y nunca acabarse. Ésta es la esencia de la economía liberal: activar la capacidad y empuje de millones de individuos, que prefieran invertir a consumir.

El Estado debe iniciar este círculo mediante políticas públicas liberales, ortodoxas y sensatas dirigidas principalmente a eliminar estorbos y distorsiones. Entonces, el Estado prosperará porque sus ciudadanos prosperan, y con una parte cada vez menor de un pastel cada vez mayor, podrá cumplir sus funciones cada vez menores porque la población será cada vez menos dependiente.

¿Qué tienen que ver las famosas reformas estructurales con esto? Nada. Todas buscan reforzar las finanzas del Estado: reforma de pensiones para destinar anualmente, durante los siguientes 15 años, el 2 por ciento del PIB del sector productivo a pensiones de burócratas. Reforma fiscal para aumentarle ingresos al Estado y llegar a una tajada del 27 por ciento de lo que producimos todos, para seguir gastando ineficientemente a todo tren.

Reforma energética para reducir inversión pública en su vaca lechera, manteniendo prácticas monopólicas para recaudar más, deprimiendo la rentabilidad de inversiones.

Reforma laboral para abaratar más la mano de obra sin aumentar empleos aceleradamente y sin transformar sindicatos públicos. Reforma del Estado que asegure el oligopolio de la élite gobernante.

Nada de esto aumenta la rentabilidad de invertir, sino busca cumplir una lista de acciones dogmático-burocráticas, pensando que el Estado es la solución y no el problema.

No tienen confianza en el mexicano. Solamente en el dogma y las élites. Como antaño, entronizan al Estado. No son liberales. No confían en los emprendedores porque no los entienden.

¿Y con esto pretenden aumentar la inversión un 70 por ciento? ¿Usted cree?

ftd@katcon.com

El autor es editorialista invitado y presidente de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes, A.C.

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