Acertado diagnóstico

Como diagnóstico resulta impecable el realizado por nuestro Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, al afirmar que la productividad en México tiene 30 años de no crecer y que a ello se debe el pobre desempeño del crecimiento de nuestro Producto Interno Bruto.

Fuente: elnorte.com

Por Fricasé/el abogado del pueblo

Con cifras comparativas, el Secretario hizo notar en la Cumbre Internacional de Productividad que de 1983 al 2013 México creció en promedio sólo un 2.4 por ciento, mientras que Brasil creció el 3.1 por ciento, en Chile lo hizo al ritmo de 5.1 por ciento y en China promedió 10.3 por ciento.

«En México, como nación emergente, no hemos tenido tasas de crecimiento de países emergentes», dijo Videgaray.

«Ello debido a que desde 1990 al 2014 la productividad mexicana muestra un retroceso de 7.6 por ciento», agregó el funcionario.

En su intervención, el Secretario hizo notar, igualmente, que el crecimiento interno ha sido disparejo con el norte del País creciendo más que el sur: estados como Oaxaca, Chiapas y Guerrero muestran crecimientos poco significativos.

Ahora bien, si acaso el diagnóstico de Videgaray resulta acertado, lamentamos que a su presentación le hayan faltado los cómos y los porqués.

Es decir, la importancia del tema es tal que requiere, a nuestro humilde juicio, además del diagnóstico, una receta para su rectificación.

Es cierto que sin crecimiento en nuestra productividad no habrá competitividad y sin ella tampoco un crecimiento económico acorde a nuestro potencial.

Precisamente por ello es que nos hubiera encantado que el Secretario planteara una propuesta para remediar esta falta de productividad.

¿Qué la causa? ¿Cómo se puede revertir?

Ninguna industria y ningún trabajador se desempeñan en un vacío, sino en un entorno social y económico determinado.

¿Acaso esta falta de productividad industrial y de nuestra mano de obra se deriva de una falta de competitividad en nuestro entorno económico?

Uno en el que pudieran influir, por ejemplo, el elevado costo de la electricidad (ya reconocido y en proceso de enmienda por parte de la CFE con su integración vertical): pensamos que sí, y que la alta carga fiscal también nos resta productividad.

Mas no sólo estos factores, sino males como la corrupción, la cual es sinónimo de ineficiencia, la pesada carga de la burocracia, el exceso de trámites y estorbos, la ausencia de estímulos a la producción y exportación, la no deducibilidad fiscal de las prestaciones laborales de los trabajadores y otros temas similares pertinentes a nuestro complicado código fiscal.

A nuestro juicio, no pueden dejar de contemplarse temas como la inseguridad, el cual conlleva un alto costo no sólo social, sino material para empresas y trabajadores.

La incertidumbre jurídica sin duda influye, igualmente, así como lo que muchos consideran una excesiva intromisión gubernamental en los mercados y en la vida de los ciudadanos.

Es difícil ser altamente productivo cuando un ciudadano se la pasa sirviendo a su Gobierno realizando colas para realizar pagos, trámites y todo ello sin apoyos como, por ejemplo, un sistema de transporte eficiente y barato.

La existencia de monopolios y oligopolios públicos y privados, sin duda, aporta mucho a nuestra falta de eficiencia productiva.

En fin, el catálogo de cosas que nos impactan negativamente en la productividad, si se realizara de manera científica, seguro resultaría sumamente voluminoso.

Nuestro punto, en suma, es que hubiese sido provechoso para México y la sociedad mexicana que el Señor Secretario compartiera su visión de cómo REMEDIAR los males que impactan negativamente en ese vital renglón de nuestro desempeño nacional, ello a la par de realizar su diagnóstico.

Incluso, hubiera resultado más allá de lo magnífico que lo hubiese acompañado con un PLAN concreto de rectificación de aquellos frenos y estorbos que COMPETEN al Gobierno.

En un sistema capitalista y democrático es básica responsabilidad de todo gobierno CREAR LAS CONDICIONES sociales y económicas necesarias para impulsar la productividad.

Seguramente, el Señor Secretario no ignora la existencia de dicha responsabilidad gubernamental, de ahí nuestra extrañeza que lo omitiera de su excelente presentación

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